El día y la hora nadie lo sabe

“Pero del día y la hora nadie sabe, ni aun los ángeles de los cielos, sino sólo mi Padre.” (Mateo 24:36)

Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud

Cuando somos jóvenes, la vida nos pasa tan rápido que no nos detenemos en reflexionar en una cosa: Algún día se van a acabar nuestras fuerzas...

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No juzguéis para que no seáis juzgados

Mateo 7:1 dice “No juzguéis, para que no seáis juzgados”, también Romanos 14:13. Sin embargo, en la Biblia encontramos otros textos que señalan que sí debemos juzgar (Juan 7:24; 1 Cor.2:15), ¿Contradicción?

El día y la hora nadie lo sabe

“Pero del día y la hora nadie sabe, ni aun los ángeles de los cielos, sino sólo mi Padre.” (Mateo 24:36)

viernes, diciembre 30, 2011

No juzguéis para que no seáis juzgados

Hay cristianos que dicen que debemos juzgar y otros que no. A menudo he oído que no debemos juzgar a nadie en el sentido de que no debemos reprender o denunciar a ninguna persona que esté haciendo las cosas mal, sino que debemos solamente “orar” y esperar el juicio final para que Dios se encargue. Una actitud que puede considerarse escapista pues el mal no es erradicado, pero vamos, ¡Jesús dijo que “no hay que juzgar!”...

Quienes piensan de este modo citan Mateo 7:1 que dice “No juzguéis, para que no seáis juzgados”, o también Romanos 14:13. Sin embargo, en la Biblia encontramos otros textos que señalan que sí debemos juzgar (Juan 7:24; 1 Cor.2:15), ¿Contradicción? Claro que no, pues todos los textos se enmarcan en su respectivo contexto y se refieren a situaciones distintas.

1.- Primero que todo, ¿qué es juzgar?


Según el diccionario de la RAE, “juzgar” se puede definir como:
1. Dicho de la persona que tiene autoridad para ello: Deliberar acerca de la culpabilidad de alguien, o de la razón que le asiste en un asunto, y sentenciar lo procedente.
2. Formar opinión sobre algo o alguien.

En el primer caso, el juzgamiento se aplica a la figura de un juez, el cual tiene autoridad para deliberar sobre la situación de un inculpado y puede dictar una condena. En la Biblia, hay un sólo juez que define la sentencia de los hombres para la eternidad, y ese es Dios. Nosotros en ningún caso podemos juzgar a una persona para determinar una sentencia sobre su destino eterno, es decir, nosotros no estamos facultados para “enviar al infierno” no “enviar al cielo” a nadie. Esto respecto al juicio eterno, pero hay otras situaciones en las que sí estamos facultados como Iglesia para sentenciar o condenar falsas doctrinas, malas prácticas, e incluso personas en caso de expulsión.

En el segundo caso tenemos algo más cotidiano que se refiere al uso de nuestra opinión respecto a alguna persona o cosa. Por ejemplo, cuando decimos “Este hombre es de confianza”, estamos haciendo un juicio de opinión positivo respecto una persona. La Biblia no prohíbe esta práctica, de hecho es necesario hacerlo para detectar a los lobos rapaces y falsos maestros (Mateo 7:15-16; 2Cor.11:13; 2Pedro 2:1; Apocalipsis 2:2). Así y todo, no es llegar y juzgar a la ligera, sino que hay que hacerlo con justo juicio (Juan 7:24).

2.- ¿Se puede juzgar según la Biblia?

Si nos vamos a las Escrituras, encontraremos evidencia suficiente como para determinar que el juzgamiento no es un pecado, sino que es algo que llega a ser incluso necesario para la Iglesia. Para comenzar, veremos algunos versículos bíblicos que algunos han interpretado como pruebas en contra de esta práctica:

2.1. No juzguéis, para que no seáis juzgados (Mateo 7:1, Lucas 6:37)

Si leemos todo el capítulo 7 de Mateo, nos daremos cuenta que el texto no se refiere a no juzgar nunca nada, sino que enseña que no debemos juzgar cuando estemos con el mismo pecado. Esto queda claro al leer los versículos 3 al 5, en donde se ilustra esta enseñanza con el ejemplo de “la paja en el ojo ajeno” pues el que tiene una viga en su propio ojo no debe juzgar a su hermano que tiene una paja en el suyo. En resumen, este texto nos enseña que no debemos juzgar a otros en caso que seamos culpables del mismo pecado, es decir, con un juicio hipócrita.

2.2. No nos juzguemos más los unos a los otros (Romanos 14:13)

El texto no señala que no debemos juzgarnos por cualquier motivo, sino específicamente en el caso de encontrarnos con situaciones de no mucha importancia que van ligadas a la cultura de cada cual o de opiniones personales sobre temas bíblicos no fundamentales. Por ejemplo, se menciona el caso de las comidas, días sagrados, etc., los cuales están sujetos a la conciencia de cada uno de los creyentes, y que por ello ninguno tiene el derecho de juzgar a otro hermano por que no come lo que él cree que se debe comer, o porque no consagra los mismos días que él consagra.


“Así que, ya no nos juzguemos más los unos a los otros, sino más bien decidid no poner tropiezo u ocasión de caer al hermano.” (Romanos 14:13)

En este tipo de cosas existe libertad de criterio, y por ello no hay juicio que valga para reprender a nadie, sino que la Biblia nos manda a “no contender sobre opiniones” (vers. 1). En ningún caso el texto prohíbe juzgar asuntos de mayor trascendencia.

2.3. ¿Quién eres para que juzgues a otro? (Santiago 4:11-12)


Para condenar a cualquiera que se atreva a juzgar a otro, se recurre también a este texto que encontramos en Santiago:

“Hermanos, no murmuréis los unos de los otros. El que murmura del hermano y juzga a su hermano, murmura de la ley y juzga a la ley; pero si tú juzgas a la ley, no eres hacedor de la ley, sino juez. Uno solo es el dador de la ley, que puede salvar y perder; pero tú, ¿quién eres para que juzgues a otro?” (Santiago 4:11-12)

Si hemos leído bien ambos versículos, nos daremos cuenta que el centro del mensaje se refiere al tema de la murmuración. Cuando alguno murmura de su hermano y lo juzga a sus espaldas, está siendo injusto, y no hace otra cosa que sembrar la duda sobre la reputación de su hermano, sin darle a este la posibilidad de defenderse. En este contexto, si juzgamos a otros a espaldas de ellos mismos, y murmuramos, nuestro juicio es injusto.

3.- El problema del juzgamiento

El tema del juicio influye en la Iglesia, se practique o no se practique, lo crean lícito o ilícito. Veamos por qué:

3.1. El juicio entendido como pecado (no se practica):
Cuando la Iglesia llega a la conclusión de que no hay que juzgar, se queda sin mecanismos para implementar disciplina entre sus miembros, ni defensas contra lobos rapaces que se infiltren en medio del rebaño, pues si no hay juicio, tampoco hay reprensión ni corrección. La congregación que no aplica discernimiento ni juicio va en camino a la apostasía y a su destrucción.

Veamos un ejemplo recurrente ¿Qué pasa cuando el pastor de una iglesia pierde la orientación espiritual y cae en apostasía? ¿Qué pasa si le enseña a apostatar a todo su pueblo? ¿Qué pasa cuando le entra la avaricia y empieza a estafar a los miembros de su iglesia? Casos hay muchos, y lamentablemente son pocos los que se atreven a dirigirle la palabra a ese líder con tal que corrija su camino. Entonces, ante casos como estos ¿Es necesario discernir si está bien o mal (juzgar) lo que hacen los líderes de este tipo de iglesias? Y si juzgamos que la cosa va mal ¿Es necesario reprender con mansedumbre al que está guiando a todos por un camino incorrecto? Y una última pregunta ¿Qué ocurre si nadie juzga?

3.2. El juicio entendido como lícito y necesario (sí se practica): Si nos vamos al otro extremo, podemos ver que hay casos en los cuales se hace un uso desmedido y abusivo de esta facultad haciendo juicios injustos a la ligera (sin pruebas concretas) por medio de la murmuración. Realmente llega a ser impresionante la facilidad que tienen algunos para difamar a sus hermanos en la fe, y lo peor es que muchas veces lo que dicen no tiene ninguna prueba fidedigna. La única “prueba” que se suele manejar no es otra cosa que “me lo dijo tal persona, la cual lo supo de otro al cual también le contaron...”.

Otro mal uso del juicio es cuando algunos se obsesionan tanto con el tema, que hacen del juicio su estilo de vida, llegando a preocuparse hasta del más mínimo detalle con tal de denunciar “apostasías” donde en realidad no las hay. Viven mirando a los otros, pero no así a ellos mismos. Unos verdaderos fariseos modernos. Esto también es injusto y un problema que debe ser corregido. Este problema se da con frecuencia en iglesias de estilo conservador y legalista.

4.- Ejemplos bíblicos de juzgamiento


Ejemplos bíblicos que avalan la práctica del juicio (justo juicio) hay muchos, pero mencionaremos sólo dos:

4.1. Pablo condena el actuar de Pedro públicamente

“Pero cuando Pedro vino a Antioquía, le resistí cara a cara, porque era de condenar. Pues antes que viniesen algunos de parte de Jacobo, comía con los gentiles; pero después que vinieron, se retraía y se apartaba, porque tenía miedo de los de la circuncisión. Y en su simulación participaban también los otros judíos, de tal manera que aun Bernabé fue también arrastrado por la hipocresía de ellos. Pero cuando vi que no andaban rectamente conforme a la verdad del evangelio, dije a Pedro delante de todos: Si tú, siendo judío, vives como los gentiles y no como judío, ¿por qué obligas a los gentiles a judaizar?” (Gálatas 2:11-14)

En este pasaje bíblico, el apóstol Pablo discierne el incorrecto actuar del apóstol Pedro (sí, Pedro), y juzgó tal hecho como digno de reprobación y hasta “de condenar”. Es así como vemos a Pablo reprendiendo duramente a Pedro en público, y eso que Pedro era uno de los grandes líderes de la Iglesia. ¿Cómo se tomaría una escena como esta en estos tiempos? Sin duda más de alguno diría que Pablo no tuvo amor, que fue muy juzgón, etc. Lo cierto es que su comportamiento fue el correcto, ya que todos los presentes también fueron corregidos de lo que el mismo Pedro les estaba incitando con su falta. Pregunta ¿Qué hubiese ocurrido con Pedro y todos los que con él estaban si Pablo no condenaba la situación?


4.2. Natán reprende al rey David


“Entonces dijo Natán a David: Tú eres aquel hombre. Así ha dicho Jehová, Dios de Israel: Yo te ungí por rey sobre Israel, y te libré de la mano de Saúl, y te di la casa de tu señor, y las mujeres de tu señor en tu seno; además te di la casa de Israel y de Judá; y si esto fuera poco, te habría añadido mucho más. ¿Por qué, pues, tuviste en poco la palabra de Jehová, haciendo lo malo delante de sus ojos? A Urías heteo heriste a espada, y tomaste por mujer a su mujer, y a él lo mataste con la espada de los hijos de Amón.” (2 Samuel 12:7-9)

Acá vemos un ejemplo del Antiguo Testamento en donde el mismísimo rey de Israel, el ungido de Dios, el gran David es reprendido por un siervo de Dios llamado Natán. En estos tiempos cuando un siervo de Dios se atreve a reprender a un líder de la iglesia al tal se le acusa de “irse contra el ungido”. Pues bien, acá vemos que Natán, a pesar de juzgar y reprender con dureza a David, nos damos cuenta que esto fue completamente necesario ya que David se arrepintió de su pecado y se volvió a Dios. Pregunta ¿Qué hubiese ocurrido con David y todo el reino si Natán no condenaba la situación?


5.- Conclusión

La práctica del juicio no es malo ni tampoco un pecado, siempre y cuando se haga un uso correcto del mismo, es decir, como Dios manda a través de la Biblia. Si vamos a juzgar algo, siempre debemos hacerlo con misericordia, justicia y con todas las evidencias necesarias.

El juicio como herramienta es completamente necesario y útil para resguardar al rebaño de lobos rapaces, o bien para aplicar disciplina. ¡Pero ojo con los excesos!

Por lo general, el hombre se resiste al juicio cuando es pronunciado contra él. Cuando alguien lo reprende, tiende a reaccionar con un abierto rechazo, tal como fue rechazado Lot por los habitantes de Sodoma y Gomorra (Génesis 19:9), o Moisés cuando increpó a un hebreo que maltrataba a otro (Éxodo 2:13-14). No nos desanimemos si nos hallamos en esta situación, antes debemos asumir que somos seres falibles y la corrección es buena medicina.

En lo cotidiano, a veces juzgamos a un hermano por que alguna de sus actitudes o hechos no nos parecieron bien del todo, y cuando se comparte esa opinión con otros sin el implicado presente, acarrea murmuración. Lo que se hace en estos casos es hablar directamente con el hermano (Mateo 18:15) y evitar la murmuración. Por esto y por mucho más se debe hacer uso del juicio de una manera prudente y justa.

Sobre la manera de aplicar un justo juicio, hay mucho que decir. Por ahora lo dejaremos hasta aquí, a ver si en otra publicación seguimos tratando este interesante tema.

Dios te bendiga

domingo, mayo 22, 2011

El día y la hora nadie lo sabe

Hoy es 22 de mayo y el mundo sigue ahí. Ayer no hubo fin del mundo, arrebatamiento de cristianos al cielo, ni ningún juicio final tal como lo había anunciado la organización “Family Radio” para el día de ayer. Este era el resultado que esperábamos.

Pero ¿Cómo podíamos estar tan seguros en que no le atinarían a la fecha? Simplemente por que la Biblia enseña que ninguno de nosotros conoce el día ni la hora de la venida de Cristo. Sólo el Padre sabe el día en que ocurrirán todas estas cosas.

Vamos lo que dice la Biblia al respecto:

Velad, pues, porque no sabéis el día ni la hora en que el Hijo del Hombre ha de venir.” (Mateo 25:13)
Mirad, velad y orad; porque no sabéis cuándo será el tiempo.” (Marcos 13:33)
“Pero de aquel día y de la hora nadie sabe, ni aun los ángeles que están en el cielo, ni el Hijo, sino el Padre.” (Marcos 13:32)

Ante tan abrumadora evidencia bíblica, no queda otra que aceptar el hecho de que no nos corresponde a nosotros saber lo que está sólo en conocimiento del Padre. Es notable que ni los ángeles, ni aún el Hijo mismo sabe cuando será ese día. Sólo el Padre sabe y nadie más.


No existe excepción a esta regla

Alguno dirá que “pero Dios me reveló”, lo cual sería una excepción, después de todo, Dios puede revelar lo que quiera a quién quiera. Pues en ninguna parte de la Biblia se indica alguna excepción a la regla de la fecha sólo sabida por el Padre. En ninguna parte hay alguna insinuación posible sobre alguna revelación futura a los cristianos sobre esta fecha. No hay nada de eso. En la Biblia, el conocimiento de la fecha del juicio final sólo le corresponde a el Padre.

“Pero del día y la hora nadie sabe, ni aun los ángeles de los cielos, sino sólo mi Padre.” (Mateo 24:36)

Al decir “sólo” mi Padre, se excluye inmediatamente cualquier intento de excepción a esta regla. Es definitivo, sólo el Padre tiene el conocimiento de ese día.


El Señor vendrá sorpresivamente

Si ya conociésemos la fecha, el siguiente texto (y muchos otros) queda invalidado:

“Vosotros, pues, también, estad preparados, porque a la hora que no penséis, el Hijo del Hombre vendrá.” (Lucas 12:40)

El Señor viene a la hora en que no pensamos, es decir, nos tomará por sorpresa. Ahora, si bien será sorpresivo, esto no significa que nos encontrará desprevenidos, pues los cristianos debemos estar preparados para este evento.

Nuestra actitud vigilante

El Señor quiere que nuestra actitud sea vigilante, es decir, que como no sabemos si vendrá mañana o ahora mismo, tenemos que estar todos los días con una actitud vigilante, con nuestros sentidos espirituales despiertos.

Velad, pues, porque no sabéis a qué hora ha de venir vuestro Señor. Pero sabed esto, que si el padre de familia supiese a qué hora el ladrón habría de venir, velaría, y no dejaría minar su casa. Por tanto, también vosotros estad preparados; porque el Hijo del Hombre vendrá a la hora que no pensáis.” (Mateo 24:42-44)

Si supiéramos la fecha, no velaríamos ni oraríamos como manda el Señor en el texto bíblico, ya que el desconocimiento de esta fecha es un motivo para orar, velar y estar atentos.

Por supuesto que el mandamiento para que velemos no se refiere a una vigilia en la carne, sino a una actitud vigilante en el espíritu. De lo contrario jamás podríamos dormir, lo cual es imposible y contraproducente.


Falsas profecías

No se extrañen por la oleada de falsas profecías que andan por ahí. Está escrito que muchos vendrán en el nombre del Señor para engañar con falsas doctrinas, pero nosotros ya tenemos el mandamiento:

“Entonces si alguno os dijere: Mirad, aquí está el Cristo; o, mirad, allí está, no le creáis. Porque se levantarán falsos Cristos y falsos profetas, y harán señales y prodigios, para engañar, si fuese posible, aun a los escogidos.” (Marcos 13:21-22)

Como ven, muchos dirán “aquí está Cristo”, y otros – como ahora – dirán (y están diciendo) “esta es la fecha”. No les creas, pues afirmar tal cosa es antibíblico, y Dios no contradice su palabra.

No hay numerología ni adivinación posible para conocer esta fecha, simplemente todos los intentos han fracasado, y seguirán fallando, pues la palabra de Dios es verdadera y tiene que cumplirse, y para que se cumpla, se tiene que dar la condición de que “cuando no pensemos”, ahí vendrá. Algunos pensaron que vendría el 21 de mayo, y resultó imposible por causa del cumplimiento de la palabra de Dios.

Debemos mantener nuestra fe en lo que es bíblico, esto es, en que un día que no sabemos cuando sea, Jesucristo vendrá sorpresivamente, y para ello debemos estar preparados con una actitud vigilante, como si fuera a venir ahora mismo.

¡Dios te bendiga!
Artículo relacionado: 21 de mayo de 2011 ¿fin del mundo?

lunes, febrero 28, 2011

Culto evangélico con dispositivos electrónicos

El pasado domingo 20 de febrero, en la Catedral Evangélica de Chile se celebró un culto distinto al que varios estamos acostumbrados: se utilizaron dispositivos electrónicos - tales como celulares, tablets y netbooks - para la celebración del culto, con tal de dar a los asistentes el acceso a los textos bíblicos y material usado durante el culto via Bluetooth, Wi-Fi, u otras formas de comunicación inalámbrica.

Si bien ese culto consistió sólo en un experimento para conocer cómo funcionaría un culto basado en estas tecnologías, vislumbrando el futuro cercano conviene preguntarnos ¿hasta que punto los modernos dispositivos electrónicos nos serían beneficiosos o perjudiciales en nuestros cultos?

La Biblia electrónica en los púlpitos
¿Qué tal si vemos a algún predicador usando un tablet en vez de una Biblia en papel al momento de predicar la palabra de Dios? Creo que no hay nada de malo en hacer uso de biblias electrónicas, ya que la palabra de Dios sería la misma, no cambiaría, pues sólo cambia el medio.

Así y todo, creo que si bien se podrían utilizar de vez en cuando estos dispositivos electrónicos para predicar la palabra, no dejaremos de utilizar las biblias en papel, por lo menos por un buen tiempo, pues aún el papel cumple un rol que dada sus características, la electrónica no es capaz de suplir.

Por lo tanto, si vemos a algún predicador portando en sus manos un dispositivo con una Biblia electrónica, en ello no hay ningún pecado. El pecado pasaría por otros factores, como por ejemplo, con la ostentación.

En cuanto a esto, hace tiempo atrás, un seudo predicador se veía en televisión haciendo uso de un MacBook para predicar en el púlpito, lo cual resultaba chocante, no por no usar una Biblia en papel, sino porque el aparato que usaba era claramente un símbolo de ostentación que visiblemente no ayudaba en nada a la hora de predicar.

Aquel predicador de la prosperidad se veía a ratos muy complicado con el aparato, sin embargo, tenía que tener uno de esos para ostentar su prosperidad material. Muy mal.

La palabra no cambia
Bien dijo el Señor cuando afirmó que sus palabras no pasarán:

“El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.” (Marcos 13:31)

La palabra de Dios nunca cambiará, pero los medios que la portan sí cambian. Los medios han ido evolucionando, y quizá cada cambio representó un disgusto para parte del pueblo cristiano de su época. Pensemos en la invención de la imprenta, quizá generó polémica y desconfianza en más de algún cristiano de aquel tiempo que estaba acostumbrado a las Escrituras en manuscrito

Algunos dicen que con este cambio al formato digital se está cambiando la verdad, que se está cambiando la palabra, pero en realidad la palabra sigue siendo la misma, sólo que en otro formato.

Miremos un poco las cosas que sucedieron antes, pues son las mismas de ahora: Lo que fue escrito en las tablas de la ley de Moisés, primeramente estuvo en piedra, después fue traspasado a papiro, después en pergaminos, y posteriormente a papel. Hasta entonces todo era manuscrito, pero con la invención de la imprenta todo eso quedó en el pasado, pues casi todas las Biblias las encontramos con letra impresa. Hoy estamos en medio del formato digital, en donde las letras además de ser manuscritas e impresas, son electrónicas.

¿Un culto completamente digital?
Con las herramientas tecnológicas que existen hoy en día, es posible realizar “lo mismo” que se hace en las reuniones de las iglesias, en forma remota y con la ayuda de dispositivos móviles, lo cual implicaría la realización de cultos a miles de kilómetros de distancia.

¿Sería lo mismo un culto remoto a un culto con cristianos reunidos físicamente en un lugar? Puede ser que debido a circunstancias realmente extraordinarias, como por ejemplo, la imposibilidad de viajar a un lugar de reunión, esta modalidad resultaría útil, pero en general, no sería de mucho provecho, pues se requiere un lugar para el contacto en persona de los hermanos en torno a la presencia del Señor. Esta comunión física y espiritual es inigualable.

Conclusión
Es importante que la Iglesia se atreva a abrir espacios en medios electrónicos, lo cual tiene muy buena acogida especialmente entre los más jóvenes. La iglesia debe ser una organización actualizada, y no ha de confundir el concepto de santidad con lo meramente antiguo.

Por otro lado, todo tiene su límite, y cuando se cae en la ostentación se pierde todo buen propósito. Además, si se pretende reemplazar los cultos con presencia física de los hermanos a un espacio virtual, se traspasa el límite de la comunión de la Iglesia. Así y todo, la Iglesia debe abrir espacios virtuales para que los que por motivos de fuerza mayor no puedan participar físicamente en los cultos, por lo menos puedan hacerlo virtualmente, sólo para casos excepcionales, pues no hay nada como estar reunidos con los hermanos en torno al Señor .

“¡Mirad cuán bueno y cuán delicioso es habitar los hermanos juntos en armonía!” (Salmos 133:1)

Dios te bendiga

Links:
Diario La Nación: Evangélicos estrenan el culto 2.0: La palabra de Dios en un click
http://www.lanacion.cl/evangelicos-estrenan-el-culto-2-0-la-palabra-de-dios-en-un-click/noticias/2011-02-20/182808.html

lunes, enero 31, 2011

21 de mayo de 2011 ¿fin del mundo?

En medio de una creciente ola de predicciones acerca de la fecha del fin del mundo, ha surgido una que se ha adelantado al archiconocido año 2012. Resulta que la organización sectaria “Family Radio” (en apariencia cristiana) ha anunciado la fecha exacta del día del juicio final y el “rapto” (arrebatamiento): el 21 de mayo del 2011.

Con Biblia en mano, estas personas hacen uso de interpretaciones antojadizas para tratar de que los textos bíblicos se ajusten (sin conseguirlo, claro) a sus creencias bastantes extrañas. Los argumentos que usan para sacar estas locas conclusiones se basan en el uso de la numerología, una pseudociencia por la cual algunos cristianos se dejan llevar (cuidado).

¿Por qué ellos saben la fecha si Dios ha dicho que nadie lo sabe?
Según ellos, porque hace algunos años que se les han revelado muchas “nuevas verdades que supuestamente estaban ocultas en la Biblia. Ahora, el porqué a ellos se les revelaron estas cosas, nadie lo sabe, al parecer, porque sí nada más. Al parecer no consideraron las palabras del apóstol Pedro, cuando dice que “ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada” (2 Pedro 1:20). Ellos nada más predican profecías que sólo a ellos se les ha revelado por ninguna causa bíblicamente razonable.

¿Revelación?
Ahora, la famosa revelación que ellos supuestamente recibieron, no es otra cosa más que la ocurrencia de su líder Harold Camping para hacer uso de la numerología con el fin de - con calculadora en mano - buscar fechas, sumar y restar, para llegar a algún resultado significativo. Estando en esto, se encontró que sumando 4990 (según ellos, el año del diluvio), más 2011 (el supuesto Juicio Final), menos 1 (año cero), se llega a 7000 (siete días antes del diluvio multiplicado por mil, porque para el Señor un día es como mil años).

Consideran que si Noé y Jonás recibieron la fecha de los respectivos desastres que anunciaron en su época, nosotros también recibiríamos de parte de algunos iluminados la fecha exacta para tener tiempo de arrepentirnos. Sin embargo, el Señor Jesús ya dijo que NADIE sabe el día ni la hora, sólo el Padre lo sabe:

“Pero del día y la hora nadie sabe, ni aun los ángeles de los cielos, sino sólo mi Padre.” (Mateo 24:36)


Teniendo en cuenta que no existe ninguna excepción a esta regla en toda la Escritura, ¿Qué parte del “nadie” no se habrá entendido?

Perfil de la organización
Para hacernos una idea de quienes están detrás de estos falsos anuncios, veamos algunas de las otras doctrinas extrañas que profesan:

- Dios planea rescatar a 200 millones de personas aproximadamente.
- Todos los que pertenecen a alguna iglesia están perdidos; deben salir de ahi y pedir misericordia a Dios.
- Dios ha estado revelando “nuevas verdades” a algunos “verdaderos creyentes” hace muy pocos años (por supuesto, esos “verdaderos” serían ellos mismos).
- La era de la Iglesia termoinó el 21 de mayo de 1988.
- El Espiritu Santo fue retirado de todas las iglesias.
Todo esto está detallado en los folletos informativos que tienen en su sitio Web.

Un ejemplo de interpretación antojadiza
Si alguien se atreve a dudar o discrepar de esta extraña enseñanza, uno de los folletos publicados en su sitio Web dice:

“Dios dice en 1 Tesalonicenses 5:2-3 que el Día del Juicio vendrá para destruir a aquellos que nieguen que en las proximidades del fin del mundo los verdaderos creyentes van a saber el tiempo (la hora) de la venida de Cristo...” (Folleto "¿Nadie sabe el día ni la hora?" - Family Radio)


¿En verdad dice eso 1 Tesalonicenses 5:2-3? Veamos el texto:

“Porque vosotros sabéis perfectamente que el día del Señor vendrá así como ladrón en la noche; que cuando digan: Paz y seguridad, entonces vendrá sobre ellos destrucción repentina, como los dolores a la mujer encinta, y no escaparán.” (1 Tesalonicenses 5:2-3)


¿Dónde dice que serán destruidos los que niegan que los verdaderos creyentes sepan la hora de la venida de Cristo? Este es sólo un ejemplo de cómo estas personas manipulan las Escrituras para tratar de convencer a otros de creer algo que la Biblia no dice. Está claro que citan la Biblia, pero dicen de ella lo que ellos quieren que diga.

Cumplimiento del plazo
Cuando pase el tiempo y llegue este 21 de mayo, veremos que no ha pasado lo anunciado y entonces veremos que no fue más que una falsa profecía proferida por falsos maestros.

“Y si dijeres en tu corazón: ¿Cómo conoceremos la palabra que Jehová no ha hablado?; si el profeta hablare en nombre de Jehová, y no se cumpliere lo que dijo, ni aconteciere, es palabra que Jehová no ha hablado; con presunción la habló el tal profeta; no tengas temor de él.” (Deuteronomio 18:21-22)


Llegará ese día y el mundo seguirá hasta que el Señor lo permita. El mundo tiene fecha de vencimiento, pero claro está que sólo Dios conoce ese día.

Más de alguno pensará que igual podría ser esa fecha, pero eso es imposible, porque para que se dé cumplimiento a Mateo 24:36, el Señor vendrá cuando efectivamente nadie lo sepa, cuando nadie lo espere, ni piense:

“Por tanto, también vosotros estad preparados; porque el Hijo del Hombre vendrá a la hora que no pensáis.” (Mateo 24:44)

No tengas temor de estos anuncios, está escrito que muchos engañadores saldrían por el mundo para hacer cosas como esta. Nosotros dediquémonos a predicar la salvación, y estemos preparados como que fuera nuestro último día, a cuentas con el Señor, como si Él fuese a venir hoy mismo.

Dios te bendiga

Links:
Family Radio: http://worldwide.familyradio.org/es/
NoticiaCristiana: Organización “Family Radio” asegura que rapto de la iglesia y fin del mundo ocurrirán el 21 de mayo 2011. http://www.noticiacristiana.com...21-de-mayo-2011.html