El día y la hora nadie lo sabe

“Pero del día y la hora nadie sabe, ni aun los ángeles de los cielos, sino sólo mi Padre.” (Mateo 24:36)

Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud

Cuando somos jóvenes, la vida nos pasa tan rápido que no nos detenemos en reflexionar en una cosa: Algún día se van a acabar nuestras fuerzas...

Biblias electrónicas gratis

Dos Biblias electrónicas bastante buenas; una que se puede descargar completamente gratis e instalarla en el equipo, y otra que está disponible en modalidad online...

No juzguéis para que no seáis juzgados

Mateo 7:1 dice “No juzguéis, para que no seáis juzgados”, también Romanos 14:13. Sin embargo, en la Biblia encontramos otros textos que señalan que sí debemos juzgar (Juan 7:24; 1 Cor.2:15), ¿Contradicción?

El día y la hora nadie lo sabe

“Pero del día y la hora nadie sabe, ni aun los ángeles de los cielos, sino sólo mi Padre.” (Mateo 24:36)

martes, diciembre 22, 2009

Donación universal de órganos a un paso de ser ley en Chile

A los que nos interesa el tema, en Chile se está tramitando un proyecto de ley que crea la figura del donante universal, la cual establece que todo individuo mayor de edad ya es donante por defecto, a no ser que deje constancia de lo contrario por alguno de los medios establecidos por la ley.

* Actualización: Ya es ley (Ley N° 20.413) - [06/01/2010]


Pues bien, ya ha pasado el tiempo, y este proyecto de ley ya fue aprobado por la Cámara de Diputados en forma unánime, faltando sólo la firma de la Presidenta Michelle Bachelet para convertirse en ley, lo cual, según el ministro de salud, Álvaro Erazo, estaría listo en unas tres semanas más.

Como cristianos, el tema debería interesarnos y/o preocuparnos, ya que el debate sobre la legitimidad de la donación en vida o en muerte cerebral, hasta el día de hoy genera controversias, dado que podemos faltar a la voluntad de Dios si aquello no es permitido para nosotros.

¿Se puede o no se puede donar órganos? El debate aún esta abierto…

Tema aparte son las implicaciones éticas y las teorías conspirativas que generan temores a los malos usos que se pueden dar con esta ley, los cuales causan malestar y desconfianza en muchos ciudadanos que se oponen a la donación por defecto.

Sea como sea, mi deseo es estar siempre en la voluntad de Dios, y para ello, guiado a través de su palabra: la Biblia.

Artículo relacionado: Donación de órganos y la Biblia: Tu opinión

* Actualización: Ya es ley (Ley N° 20.413) - [06/01/2010]

Dios te bendiga

miércoles, septiembre 30, 2009

¿Diezmo obligatorio para la Iglesia? Tu opinión

Mientras esperamos llegar a consenso en cuanto al tema de la donación de órganos, quiero abrir un nuevo tema de debate en el cual quiero conocer la opinión de cada uno de ustedes, y el tema es sobre el diezmo, y si este es obligatorio o no.

Desde que pertenezco a la Iglesia, el tema del diezmo siempre ha sido uno de los más polémicos y debatidos. Y es que toca temas muy sensibles: el dinero, la corrupción, la transparencia y la verdad, entre otros.

La motivación de este artículo es que podamos llegar a consenso y de una vez poder dar claridad a muchos que viven angustiados a causa de no poder dar los diezmos, teniendo la duda en que si lo que hacen o dejaron de hacer es bueno o malo ante los ojos de Dios.

Muchos predicadores citan Malaquías 3:8-10, teniendo al pueblo que no diezma como ladrón, y entre los aludidos, hay unos que se angustian, otros se enfadan, y otros parecieran no escuchar. Evidentemente, ninguno de estos resultados son deseables, pues si se demuestra la obligatoriedad del diezmo, el resultado debe ser el arrepentimiento, y si no, libertad de conciencia.

Para definir y acotar el tema, entenderemos por “diezmo” la décima parte de los ingresos de una persona, la cual se da para el Señor, ya sea para el pastor, iglesia en general, etc.

Entonces pregunto:


¿Es obligatorio el diezmo en este tiempo para la Iglesia como lo fue para el pueblo de Israel en el Antiguo Testamento?

¡Bienvenidos y valiosos son sus comentarios, que Dios les bendiga!

martes, julio 28, 2009

Donación de órganos y la Biblia: Tu opinión

En el ámbito cristiano, el tema de la donación de órganos se ha convertido en algo muy discutible, dado que hay quienes piensan que donar órganos es pecado, otros creen que más que algo bueno, es un deber para todo creyente, mientras que otros dejan este tema a conciencia, dado que la Biblia no lo aprueba ni lo condena, por lo menos no explícitamente.

Opiniones hay muchas; algunos se basan en sus propias creencias valóricas para dar defensa o rechazo a esta práctica; otros se basan en la Biblia para hacer lo mismo.

En nuestros días, la donación de órganos es una práctica que requiere aceptación, tanto de las personas afectadas como de la ley. En Chile, el tema tomó una importancia mediática inusual con el legado de Felipe Cruzat, el cual se transformó en un caso emblemático que conmovió a todo un país, y permitió la apertura de un debate más a fondo, e incluso, permitió poner en discusión propuestas como la del donante universal, la cual se debate hoy en día a nivel legislativo.

En este artículo recibimos comentarios, opiniones, pensamientos, todo lo necesario para conocer argumentos que puedan ayudarnos a sacar alguna conclusión que sea lo más aproximado con el pensamiento divino que se encuentra en la Biblia, lo cual se publicará en un tiempo más en un futuro artículo, si Dios lo permite.

Donación de órganos
Según tu entendimiento bíblico, ¿Es lícito hacerlo de acuerdo a la Biblia?

Gracias por tu participación, Dios te bendiga.

viernes, mayo 01, 2009

Salmo 91: La protección de Dios para sus hijos

Son días convulsionados los que estamos viviendo. Males han azotado al mundo, pues a la crisis económica mundial que ha afectado la estabilidad financiera de millones de familias, ahora se nos suma la ya famosa gripe porcina, la cual ya ha cobrado vidas humanas y amenaza con expandirse a nivel mundial.

El miedo se apodera de los habitantes de Ciudad de México, epicentro de esta enfermedad, y a medida que el virus se expande, el miedo también se extiende por todo el mundo.

Y esto es sólo principio de dolores (Mateo 24:8)… entonces, ante el peligro inminente, ¿Qué haremos? ¿Cuál será nuestro refugio? ¿Dónde estaremos seguros?

La respuesta es clara para todo cristiano: Dios.
En Dios estamos seguros y confiados, pues Él cuida a los que le aman, y esta promesa la encontramos en diversos pasajes bíblicos, y resulta especialmente ilustrativo el pasaje que encontramos en el Salmo 91.

Dejando de lado las supersticiones religiosas que a algunos les impulsa a leer este salmo de manera repetitiva como una especie de mantra, o a dejar la Biblia abierta con este pasaje encima del velador, les invito a repasar este hermosa y poderosa palabra de Dios:

“El que habita al abrigo del Altísimo
Morará bajo la sombra del Omnipotente.”
(Salmo 91:1)

¿Quiénes son los que habitan al abrigo del Altísimo? Los que han recibido a Jesús como único Señor y Salvador de sus vidas, es decir, los que han sido hechos hijos de Dios (Juan 1:12). No todos los seres humanos están bajo su cobertura, y aunque Él tiene sus brazos abiertos para recibir a todos, así y todo muchos no quieren venir a Él para tener vida (Juan 5:40).

“Diré yo a Jehová: Esperanza mía, y castillo mío;
Mi Dios, en quien confiaré.”
(Salmo 91:2)

La declaración del salmista revela su fe en el Dios que ofrece un refugio seguro como un castillo. Es una convicción que sólo los escogidos de Dios poseen.

“El te librará del lazo del cazador,
De la peste destructora. Con sus plumas te cubrirá,
Y debajo de sus alas estarás seguro;
Escudo y adarga es su verdad. No temerás el terror nocturno,
Ni saeta que vuele de día, Ni pestilencia que ande en oscuridad,
Ni mortandad que en medio del día destruya.”
(Salmo 91:3-6)

Dios es capaz de resguardar a sus hijos de todos los temores que nos pueden afectar, incluyendo lazos o trampas de malhechores, pestes, guerras, pestilencias y mortandad, tal cual estamos presenciando por estos días. Su verdad actúa como escudo protector, y su palabra es verdad, y la verdad es Jesucristo (Juan 14:6).

“Caerán a tu lado mil,
Y diez mil a tu diestra;
Mas a ti no llegará. Ciertamente con tus ojos mirarás
Y verás la recompensa de los impíos.”
(Salmo 91:7-8)

Podrán sucumbir muchos a nuestro alrededor, sin embargo, Dios guardará a los suyos, tal como Dios libró a su pueblo Israel en medio de las plagas de Egipto. Con nuestros ojos veremos el pago de los obradores de maldad.

“Porque has puesto a Jehová, que es mi esperanza,
Al Altísimo por tu habitación”
(Salmo 91:9)

¿Y por qué Dios habría de librarnos? La respuesta está en este versículo: Porque nuestra esperanza no está en los hombres, ni en el dinero, ni en nuestras capacidades personales; sino sólo en Dios. Además hemos permitido al Altísimo que haga morada en nuestro corazón, pues hemos recibido al Espíritu Santo, el cual mora en nosotros, y nuestro cuerpo es su habitación y su templo (1 Corintos 3:16).

Si alguno no pone toda su confianza en Dios, ni tampoco ha hecho de su cuerpo templo de su Espíritu, no puede recibir su protección.

“No te sobrevendrá mal,
Ni plaga tocará tu morada. Pues a sus ángeles mandará acerca de ti,
Que te guarden en todos tus caminos. En las manos te llevarán,
Para que tu pie no tropiece en piedra.”
(Salmo 91:10-12)

Como espíritus ministradores enviados para servicio a favor de los que serán herederos de la salvación (Hebreos 1:14), los ángeles se encargarán de resguardar nuestras vidas, alejando muchos peligros. Así y todo hay algunos “creyentes” con guardaespaldas humanos, pero ¿qué mejor que los ángeles defensores que acampan alrededor de los que temen a Dios? (Salmo 34:7) ¿Quieres un buen guardaespaldas? Teme a Dios y lo tendrás.

“Sobre el león y el áspid pisarás;
Hollarás al cachorro del león y al dragón.”
(Salmo 91:13)

Dios ha puesto toda potestad a los pies de su hijo Jesucristo, y por Él nosotros somos más que vencedores ante toda fuerza del diablo. Por Cristo, hemos recibido potestad por sobre toda fuerza del enemigo y nada nos dañará (Lucas 10:19)

“Por cuanto en mí ha puesto su amor, yo también lo libraré;
Le pondré en alto, por cuanto ha conocido mi nombre. Me invocará, y yo le responderé;
Con él estaré yo en la angustia;
Lo libraré y le glorificaré. Lo saciaré de larga vida,
Y le mostraré mi salvación.”
(Salmo 91:14-16)

Ahora es Dios el que toma la palabra y nos promete ponernos en alto, otorgarnos respuesta a nuestras peticiones (Juan 14:14), su compañía en momentos de aflicción y salvarnos de todo mal. Finalmente veremos la salvación de Dios, y todo esto por cuanto pusimos todo nuestro amor en Él (Deuteronomio 6:5), nuestra confianza y fe en Él, y le recibimos para que hiciese morada en nuestro cuerpo.

Para evitar que el virus u otro mal afecte tu vida y a los tuyos, toma todas las medidas recomendadas por las autoridades de tu ciudad, pero aparte de eso, lo más eficaz es que recibas a Cristo como tu único Señor y Salvador de tu vida, y Él te dará su protección, y aún perdiendo tu vida terrenal por cualquier circunstancia, estarás confiado, pues tendrás vida eterna.

¿En qué o en quién tienes tu confianza hoy? ¿Has recibido a Jesús para que sea tu Señor y Salvador? ¿Estás bajo al cobertura del Todopoderoso?

Recíbelo hoy, y pasarás a heredar las promesas que Dios tiene sólo para sus hijos, y pase lo que pase, estarás confiado y tranquilo.

Dios te bendiga

domingo, marzo 01, 2009

Jóvenes cristianos y la lucha en la universidad

En días en donde muchos jóvenes inician una nueva etapa al entrar a la educación superior, muchos padres y aún sus propios hijos manifiestan un grado de temor al momento de preguntarse ¿Qué va a pasar conmigo cuando ingrese a la universidad? ¿Seguiré siendo cristiano?

Y es que a estos jóvenes se les ha platicado de testimonios sobre casos de otros jóvenes cristianos, los cuales, al entrar a la universidad se fueron de la Iglesia, y ya no siguieron el camino de Cristo, en pos de filosofías humanas o vanas diversiones. De hecho, en algunas encuestas el ingreso a la universidad es uno de los motivos por los cuales los jóvenes abandonan las congregaciones cristianas.

Algunos pastores, incluso, ya han considerado una verdadera amenaza a toda institución de educación superior, y exhortan a padres y a hijos a no concurrir a ellas.

Pero por supuesto, el motivo del ingreso a la universidad no es la causa por la que algunos jóvenes desisten de seguir adelante en la Iglesia, sino que lo que ocurre en el interior de cada joven universitario. Y es que en dichas instituciones se pueden presentar amenazas que van desde las tentaciones que ofrece el mundo, hasta el ataque de las doctrinas cristianas que sofocan la fe de algunos.

En el ambiente de estudio universitario, se respira un ambiente de reflexión que llevan a preguntas y respuestas de todo tipo, en las más variadas esferas de la vida del ser humano. Es un lugar en donde las ideas de diverso tipo circulan y se difunden entre todos sus miembros… inclusive las ideas ateístas o de doctrinas sectarias, las que están muy de moda por varios de estos círculos.

Allí, nuestros jóvenes son entrenados para pensar y razonar, y a generar un grado de intolerancia hacia las respuestas sin fundamento; es decir, el “porqué sí” ya no es aceptable como una respuesta a las dudas de estas personas.

¿Qué pasa con nuestros jóvenes cristianos en esos lugares?
Es ahí en donde se pone a prueba la convicción de sus creencias en la fe cristiana. Es ahí en donde pueden crecer o morir espiritualmente, es un campo de batalla, sólo apto para personas preparadas para ello.

¿Cuándo el joven esta preparado?
Simplemente cuando ya no tiene temor de perder su fe. En este caso, ya se ha generado una convicción, con la cual el cristiano puede compartir su fe, debatir y responder preguntas con confianza y seguridad en quién ha creído. Aquel joven tiene claro su primer amor: Dios por sobre todas las cosas. Al amar a Dios, aquel amor echa fuera todo temor, pues como dice la Biblia:

“En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el temor lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor.” (1 Juan 4:18)

El joven debe ser perfeccionado en el amor de Dios, pues en el amor no hay ningún temor. Pero, ¿Cómo amaré a quien no he conocido? Y es aquí en donde recién hemos llegado al verdadero problema de fondo: Los jóvenes universitarios que renuncian a su fe cristiana, lo hacen porque no amaron a Dios, pues nunca le conocieron, y por esta causa se alejan del Camino, pues nunca tuvieron convicciones que les afirmasen en su fe al momento de enfrentar argumentos ateístas o de diversas corrientes ideológicas anti cristianas.

El desafío esta puesto: Es el deber de las familias cristianas y de la Iglesia, la preparación de sus hijos y jóvenes para enfrentar el mundo de la universidad. Los líderes deben abrir espacios para enfrentar esta situación y poder afirmar a estos jóvenes, orientándolos y respondiendo a sus inquietudes de una manera convincente, para que ellos, a su vez, puedan llevar el evangelio a sus compañeros de estudio.

Para nuestra preparación existe muchos recursos que están a nuestro alcance, y entre ellos no quiero dejar pasar la oportunidad de la recomendación que nos hace Orlando Inagas, sobre este sitio, el cual tiene material bastante útil orientado precisamente a jóvenes estudiantes.

Líderes y padres: Prepárense para preparar a sus jóvenes, ya que ante tantas ideologías, la firmeza de la doctrina bíblica que ustedes le traspasen a sus jóvenes verán su fruto...

Joven: Si te has decidido a entrar al mundo de la educación superior, no importando cual sea el título profesional al que aspiras, siempre ten firme la profesión del evangelio:

“Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra esperanza, porque fiel es el que prometió.” (Hebreos 10:23)


Dios te bendiga.

viernes, enero 30, 2009

Dogmas evangélicos

Un dogma se puede definir como una doctrina declarada como cierta e indudable, es decir, no admite cuestionamientos ni explicaciones sobre su veracidad.

Hoy en día, existen muchas enseñanzas rondando por diversas congregaciones que tienen poco de bíblico. Comprobamos el cómo una gran variedad de frases han salido por púlpitos, afirmando que son bíblicas, cuando realmente no lo son.

Para tener una pureza doctrinal delante de Dios, creo que es imprescindible el cuestionamiento de todas las cosas que involucran nuestras creencias, es decir, hacernos la pregunta ¿Esto es bíblico? ¿Es de Dios? ¿Por qué?

Cuando nos atrevemos a dudar sobre alguna enseñanza que alguna vez nos dieron, y confrontar con la Biblia dichas enseñanzas, nos encontraremos con diferentes reacciones entre nuestros consiervos: unos reaccionarán a la defensiva, y otros, con mansedumbre y buena voluntad.

Resulta que muchos han tendido a tomar la primera postura, esto es, a la defensiva contra todo aquel que se atreva a preguntar, cuestionar o dudar sobre determinada enseñanza.

Al que pregunta y se atreve a cuestionar una doctrina dogmática se le tiene como a un endemoniado, como a alguien que se dejó arrastrar por vientos de doctrina diversos, por escuchar muchos predicadores de la radio, por estar metido en Internet, por no orar, etc.

Hemos vuelto a los tiempos de la inquisición católica romana, pero en las esferas del cristianismo evangélico.

¿Por qué algunos no son capaces de responder a cuestionamientos con sabiduría y mansedumbre? Pueden haber diversos motivos, pero creo que el mayor es el temor (no el temor de Jehová), el miedo a ser confrontado con su ignorancia en cuanto a su solidez bíblica… en definitiva… el temor a ser descubiertos en una doctrina equivocada; el temor a tener que reconocer que predicaron durante años algo errado.

Por poner un ejemplo, veamos lo que pasa con la doctrina de la Trinidad. Es cosa de darse vuelta por algunos foros y darse cuenta que cuando alguno pregunta sobre este tema, el foro se vuelve en un tribunal inquisidor. También ocurre con los que profesan el unicitarismo, con los dualistas, etc, etc. Son muy pocos los que son capaces de responder con mansedumbre y sin menospreciar a nadie.

La Biblia es clara en cuanto a cual debe ser nuestra actitud hacia las personas que dudan sobre alguna cosa, pues ¿qué dice Judas 1:22? A algunos que dudan.. ¿condenarlos? (“demonio tiene”) ¿reprenderlos? (“¡Arrepiéntete de tu duda!”) ¿ungirlos? (así le saldrá el demonio preguntón) ¿orar por ellos? (“Pobre de ti”) ¿menospreciarlos? (“No se te ha revelado como a mi”) ¿mandarlos a orar? (“Yo no te tengo que responder, pídeselo a Dios”)
¡NO! La respuesta correcta es: ¡convecedlos!

“A algunos que dudan, convencedlos.” (Judas 1:22)

Pero claro, para convencer a alguien, se debe tener argumentos… para tener argumentos se debe leer la Biblia, para entender la Biblia se debe orar… y lo más fácil para muchos es condenar al preguntón, y de esa manera sofocará todo intento de rebelión de estudio bíblico entre el pueblo.

Y la Biblia nos manda a que debemos estar preparados para responder a cada cuestionamiento con razones:

“… estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros;” (1 Pedro 3:15)

Nótese que las “razones” no son del tipo “yo siento”, o “yo soñé”, “me fue revelado”, etc. Las razones son argumentos bíblicos. Y si a eso le añadimos la mansedumbre y reverencia…. ¡Vaya que son pocos los siervos de Dios!

Entonces, los argumentos van con razones. Sin razones, no se pueden responder preguntas, y sin responder preguntas, no se convence a los que dudan.

¿Qué harás tú con los que dudan?

Por lo menos yo en este año me he visto en la necesidad de poner temas que son controversiales, pero necesarios para una verdadera sana doctrina. Muchos se lo van a tomar a mal (espero que no), pero a todos mis amigos les pido que me comprendan en cuanto a esto, y que ante toda pregunta o tema sensible, reconozcamos siempre la verdadera respuesta de Dios en la Biblia.

Dios te bendiga